sábado, 3 de diciembre de 2011

Los puentes de la Carrera del Darro (o la síntesis de los detalles)

 Hace varias semanas que el tiempo ha empeorado y se hace más difícil encontrar la ocasión para hacer un Sketch. No obstante, esta tarde, aunque hacía frío, no estaba mal para dar un paseo por cualquier lugar de Granada y ver qué capturar.

Finalmente me decidí por la Carrera del Darro y tras "aposentarme" en el primero de los puentes (Puente Espinosa) me propuse capturar una de las infinitas vistas que se pueden observar desde esta zona, de Granada.


Mientras iba trazando con mi lápiz el borrador, pensaba en lo detalles. Y es que noto que mi mano cada vez está más suelta y mi mente menos encorsetada.






¿Qué quiero decir con ésto?. Muy fácil. Cuando comencé este verano a hacer sketches, me daba cuenta de la necesidad que tenía de capturar todos los detalles, y a ser posible con todo el lujo posible. Es decir, mi intención, inicialmente, era como hacer una foto, pero con el lápiz y los rotuladores. Nada más absurdo.


Con el paso de las semanas mi mano se va independizando de mí y mi mente va sintetizando lo importante.

Muchas veces, los detalles no son tan importantes y hay que dar más libertad al espíritu del dibujo. Así, cada día que pasa observo que mi mano va adaptando la imagen real a una síntesis intentando imprimir al dibujo algo más que una representación fiel de la realidad. Así, muchos detalles van quedando representados mediante unos garabatos con los que intento transmitir mi visión del lugar.

Ya no cuento los barrotes de las ventanas o de los balcones, no veo necesario pintar todas y cada una de las hojas de los árboles que tengo delante. La gente, que va pasando sólo es importante en el rastro que dejan.

Y así, voy, poco a poco, sintetizando la imagen intentando dejar en la misma mi impronta, y sólo la mía.

Cada día voy descubriendo algo nuevo en el modo de captar la imagen más que de capturarla (para eso llevo siempre mi cámara de fotos). Hacer una buena foto es relativamente fácil. Captar la esencia de la imagen, es un nivel más (y esto vale tanto para los dibujantes como para para los fotógrafos).

Y así sigo con mi empeño de captar una buena imagen y de conseguir un estilo más libre y particular. Esto no tiene fin...



Y aquí dejo algo de música para realzar el Sketch, con King Crimson y su tema Elephant Talk

sábado, 12 de noviembre de 2011

Placeta de la Puerta del Sol (o el panorama cambiante)

Es este lugar, la Placeta de la Puerta del Sol, un lugar de enorme encanto y desconocido para la mayoría de los granadinos. Sus atardeceres son un regalo para los vecinos de la zona y nada que envidiar a los de la Placeta de San Nicolás, en el Albayzín.

Así que pertrechado con mi mochila de los "sketches" me fui a grabar en una página de mi cuaderno lo que fuese capaz de captar del lugar.






Cuando llegué apenas si había en la zona un apareja de turistas y unos niños jugando a la pelota, pero a causa de la evolución natural del tiempo y debido a que lega la noche con rapidez, cuando terminé mi "jornada", todo había cambiado: las luces, la gente, etc... execpto las casas que seguían en su lugar (obiamente).









Una cosa que siento enormemente es no poder captar los colores que el atardecer que con su panorama cambiante poco a poco fue proyectando sobre todo lo que se veía: las casas, el lavadero, las nubes, el horizonte, y sobre todo, Sierra Nevada, con su "Cerro del Caballo" totalmente nevado (raro para la época) al fondo a la izquierda del lavadero.





Finalmente, aquí dejo el dibujo para dar constancia de mi visita a este encantador rincón de la Antequeruela, o parte alta del barrio del Realejo.


Y como siempre, un testigo musical:

Philip Glass y su obra 1000 Airplane on the Rof:

sábado, 5 de noviembre de 2011

... Y desde la casa (mejor sitio para terminar una tarde lluviosa)



 Y siguiendo con la tarde de sketches, ¿por que no seguir en casa?. Ya que el día es frío y la tarde oscura, lo más sensato es terminar el día con la edición de una imagen tomada con la máquina de fotos en la cafetería de Varagua.

Ya se que no es un "Urban Sketch" en toda regla (ver el manifiesto en la página adjunta) pero su nacimiento sí lo es.

Aquí va el trabajo.




Y aquí la secuencia del trabajo:

Desde la cafetería (buen sitio para pasar una tarde lluviosa de dibujo)



Hoy era una de esas tarde lluviosas que invitaban a quedarse en casa más que salir, pero en contra de lo que me decía mi cuerpo, estaba lo que me decía mi espìritu: !Sal y búscate la vida!. Y así lo hice (también por el empujoncillo de mi mujer que me dio ideas al respecto).











Así que me dispuse a buscar un lugar a cubierto (bien cubierto) y hacer algún sketch interesante. Tras pasear nos minutos encontré la cafetería Varagua, en la que entré y pude comprobar n lugar ideal para dibujar. Mitad de dibujo dentro y mitad fuera, es decir, una mezcla de interior-exterior que me encantó nada más verlo.

Elegí mesa (sólo estaban los camareros), saqué las "herramientas" y me puse a dibujar.





¡Que suerte!, han entrado clientes (más bien clientas) por lo tanto personajes en directo...
Así que me dí prisa por capturar a las dos señoras de la imagen, que la gente no aguanta mucho de "modelo", y más si no saben que lo son.

En unos minutos ya tenía el borrador así que me puse a "garabatear" con los Pilot.


Sin haber avanzado mucho, el camarero se me acercó, curioseando un poco, y estuve intercambiando con él algunas frases... Al parecer le gustaba lo que tenía en ese momento, lo cual agradecí bastante. No es que me gusten los piropos, pero alguno de vez en cuando no viene mal. Además no pronunció aquello de "que bonito" que comenté al final de post sobre "el paisaje al natural" de hace unas semanas.

Kiko se llamaba el amable contertulio. Así que, desde aquí le dedico éste sketch a él y a su compañera.

Un rato más tarde y dos cafés con leche (ya estoy dando pistas de cuanto se tarda en hacer un sketch...) , terminé el dibujillo que yo llamaría más bien "Café Sketcher" (dibujante cafetero) que "Urban Sketcher".

Y aquí queda el resultado...



domingo, 23 de octubre de 2011

Un Sketch con música de beat box (Sketch a cubierto)

Esos días en los que no hay ganas, o tiempo, de salir a la calle son perfectos para capturar un Sketch doméstico. En este caso, el toque urbano se lo dí con la música de fondo, el Beat Box, de la que mi hijo, Nacho, es un fanático.



Así pues, aunque el Sketch presentado no es urbano por definición, sí lo podríamos considerar como tal como consecuencia de la música que he intentado representar con los sonidos del altavoz!!!. Y si no os vale, dadle al play del You Tube más abajo...


Este es el segundo retrato que incluyo en un Sketch y creo que no me ha ido mal, así que probaré más abusando de la familia, aunque aunque me gustaría más el anonimato de la calle, para lo que hay que echarle algo de "cara" y eso cuesta..., aunque todo será probar. Ya veremos con el próximo cómo queda. Mientras tanto aquí queda éste.


Por cierto, aquí el fondo musical del Sketch. Espero que Nacho lo apruebe...



jueves, 13 de octubre de 2011

El paisaje al natural ( y las singulares preguntas de los lugareños).

El paisaje es algo que había explorado en alguna ocasión y me llamaba a repetirlo de nuevo, así que me busqué un camino que me llevara a un cierto lugar que me permitía tener una vista especial de la Silleta de Dílar (o del Padul, según desde donde se mire) así como del pueblo que hay a sus pies, Dílar en este caso, y que a la vez fuese tranquilo. Así que me metí con la moto por un camino rural que me llevó, tras intrincadas curvas, a un espectacular lugar desde donde podía admirar esta preciosa vista que represento aquí.
Lo más curioso de la jornada resultaron ser los visitantes. Normalmente alguien se acerca a charlar, o simplemente a curiosear. El lugar, como puede verse del dibujo, era en pleno campo, rodeado de abundantes almendros. Por lo tanto, no esperaba yo ninguna visita y sin embargo, a pesar de estar en un lugar recóndito, por allí pasaron dos visitantes singulares.

El primero con su tractor que iría, digo yo, a preparar sus campos para la siembra y tras pararse, la pregunta fue:

- "¿Necesita usted algo?".


Al pronto, parece una pregunta que demuestra el altruismo de la gente de campo para con alguien que pudiera tener algún problema. Tras explicarle al "buen samaritano" que yo en realidad estaba dibujando el paisaje, me contesto:

-"Es que me parecía que estaba mirando los almendros y por si necesitaba usted alguna información".

Y tras contestarle que no, que sólo estaba con mi dibujo, me devolvió el saludo y siguió su camino. Este encuentro me dio qué pensar. Quizás no se trataba tanto de altruismo y si algo de desconfianza.

El segundo encuentro unos minutos más tarde (para ser un camino solitario, parecía bastante transitado) el segundo lugareño, montado en un "pandilla" bastante destartalado se paró también junto a mí y preguntó:

- "¿Necesita alguna ayuda?"

A lo que respondí amablemente, igual que en el encuentro anterior, que no, que sólo estaba haciendo un dibujo del paisaje, a lo que me respondió:


- Es que pensaba que estaba usted midiendo algo...

Finalmente nos despedimos y cada uno a lo suyo, aunque sigo pensando que aquellos "buen-hombres", quizás se quedaron más con la sospecha de que yo estaba allí haciendo algunas mediciones o simplemente contando los almendros, de parte de alguna "malintencionada" administración o especulador desconocido para algún fin secreto, que de pasando un rato de solaz disfrutando del paisaje e inmortalizándolo en un "esketcher campestre".



En fin, que siempre se encuentra uno algún curioso que lo que menos quiere es conocer lo que estamos haciendo y hasta puede que se lleven alguna decepción si no encuentran lo que esperan al ver nuestro dibujo, aunque todavía sería peor si al acercarse oímos un "que bonito" desangelado y cumplidor que nos puede indicar que por la mente del visitante pasa otra idea muy diferente...

domingo, 28 de agosto de 2011

Basílica de la Virgen de las Angustias (¿Cuánto se tarda en hacer un sketch?)


Aprovecho este "sketch" donde se entre ve un poco una de las torres de la Virgen de las Angustias para meditar sobre el tiempo, no el atmosférico (del que creo que podría hablar en otro post de esta colección), sino del tiempo horario, del que medimos con el reloj.

Y es que en algunas ocasiones me han preguntado al ver los dibujos: ¿y cuánto tardas en dibujarlo?.

En principio yo mismo me lo he preguntado en alguna ocasión. Incluso he tenido la tentación de mirar la hora antes de empezar, pero nunca lo hago. ¿Porqué no mido el tiempo que tardo en hacer un dibujo? y la respuesta es otra pregunta ¿para qué necesito medir el tiempo cuándo me encuentro a gusto? ¿para ver cuanto llevo dibujando?, ¿para ver cuánto me queda para irme?, ¡si no lo sé! ¿para qué quiero esa información tan innecesaria?.

Bueno, con este dibujo logré encontrar la respuesta del para qué necesito saber cuanto puedo tardar en hacer un "sketch" y es que lo que me pasó me hizo meditar en esta cuestión.




Cuando llegué al lugar (nunca salgo con una idea prefijada de dónde voy a poner mis posaderas) me di cuenta de que este sitio, anodino por regla general, tenía perspectivas de darme un rato de agradable entretenimiento pues por las cumbres de los muros aparecía una singular vista de una de las torres de la basílica de la Virgen de las Angustias.

Así que decidí ponerme manos al a obra (y con un buen asiento, el de mi moto). No caí en la cuenta de que el tiempo transcurre y que pasado un rato, el sol se ocultó, por lo que me vi obligado a terminar mi dibujo en la oscuridad.

¿A qué problema me enfrentaba en esos momentos? Pues está claro que al no tener conciencia del tiempo que iba a tardar en realizar el dibujo (que por otra parte me gusta terminar en la misma sesión) me encontré con dos situaciones muy diferentes que daban lugar a dos dibujos totalmente opuestos: el del atardecer, que había comenzado un rato antes y el de la noche cerrada en la que me encontraba dando los últimos remates.

Finalmente decidí mantener el ambiente del atardecer ya que las sombras que había dado un rato antes me lo permitían, y olvidarme un poco de la nueva situación que me ofrecía una vista absolutamente diferente de la escena, como se puede ver en las fotos: cielo negro, la farola iluminando la pared, todo totalmente diferente.




Así que aquí tenéis un motivo por el que puede ser interesante tener una idea del tiempo que nos puede llevar hacer nuestro dibujo: Comenzar con tiempo suficiente para que las condiciones de iluminación no nos cambien demasiado el aspecto del dibujo iniciado.


Y finalmente queda pendiente a respuesta la pregunta inicial: ¿y cuanto tardas en dibujarlo?. Y es que siendo como soy, un poco pillo, ahí se va a quedar la pregunta, pendiente hasta otro post en el que me decida a aclararlo... o no.

martes, 23 de agosto de 2011

Las plantas de mi patio (los detalles)

Cuando empecé a hacer "sketches", me dí cuenta de que se pueden dibujar muchas cosas y disfrutar con ello. No hay porqué centrarse en bonitos paisajes o vistas, aunque sean llamativos. Los detalles que nos rodean también son importantes.










Cierta tarde calurosa, mientras me secaba tumbado en mi patio después de un refrescante baño, observé esas hojas que van rellenando el suelo y que mi mujer se empeña en quitar nada más caen ¡con lo bonito que quedan esparcidas por el suelo...! y me dediqué a inmortalizarlas antes de que desaparecieran detrás de un cepillo y y un recogedor...







Así que eché un agradable rato ensayando con estas muestras naturales: una hoja de parra virgen, de acerolo o de níspero. También probé con una macetilla de "nosequé" muy chula y de la que tengo varias plantas (clónicas entre ellas).

Con esto lo único que pretendo comentar es gustito (como decía en su canción "¡ay que gustito pa mis orejas!" Raimundo Amador que se puede encontrar dibujando esos pequeños detalles que nos encontramos en cualquier parte, como son estos ejemplos, aunque no sean imágenes espectaculares (que los sketches tampoco dan mucho desí).






Así que ahí va esto y a disfrutar con el video de Raimundo Amador.

miércoles, 17 de agosto de 2011

La Alhambra de Granada (el encaje de una imagen).

La Alhambra de Granada es un monumento singular. Muy singular. Su estampa forma parte, seguramente, de cientos de  millones de fotografías y dibujos. Ya que es tan conocido podría uno pensar que ya está todo visto y hecho al respecto, pero no es así pues siempre se puede tener una visión diferente de lo que se ve y para eso bastan unos "garabatos". De hecho, en realidad, las vistas clásicas de la Alhambra ya son conocidas, pero desde las diferentes callejuelas del Albayzín, así como de la Antequeruela, o desde San Miguel, o desde otros muchos lugares, se pueden observar imágenes y encuadres fantásticos de este singular monumento, en conjunto o por partes.


Callejeando por el Albayzín, como hago siempre que puedo, me crucé con una vista de La Alhambra desde el Carril de San Agustín. Uno de tantísimos miradores recónditos que aportan su peculiar encuadre, como se puede ver en las imágenes y me decidí a garabatearlo con mis rotuladores tras meditarlo un poco (sigo siendo un aprendiz y tengo que planificar algo lo que quiero hacer). Aquí se puede ver el resultado.




Este dibujo me ha hecho meditar sobre el encaje de la imagen en el papel. Tengo que confesar (como haré más veces en este blog) que tuve que repetir el inicio del dibujo varias veces debido a que no era capaz de encajar entre la palmera y el ciprés la cantidad de torres y edificios que podía observar desde mi lugar de dibujo (un muro sobre un terreno abandonado), máxime dado que estaba utilizando un formato A5 (de lo que hablaré en alguna ocasión). Esta dificultad me forzó a utilizar un lápiz para poder efectuar un boceto que me permitiera comenzar a utilizar los rotuladores (desde ese momento siempre llevo un lápiz duro, 5H, para "organizar" un poco el dibujo). Así pués, logré darme cuenta que un pequeño fracaso puede dar lugar a un éxito, y creo que es lo que aprendí en esta ocasión.

No obstante, también me he dado cuenta de que no es preocupante si falta algo en el dibujo, pues el mismo es una síntesis de lo que vemos y, obviamente, en él siempre intentamos plasmar lo más significativo de lo que estamos viendo, dejando lo que no vemos relevante para bosquejarlo ligeramente o eliminarlo directamente. Al final lo que importa es que nuestro dibujo esté de acuerdo con nuestro deseo, con sus aciertos y sus errores.

Al final objetivo conseguido... No me refiero al dibujo, que resultó ser un placer hacerlo, sino al rato que eché, fijándome en cada detalle del paisaje y en la tranquilidad del lugar, sólo interrumpida por algún que otro taxi o algunos turistas que rebuscaban lo mismo que yo, vistas singulares y a la vez espectaculares.

Salu2.

viernes, 12 de agosto de 2011

Mi patio es particular (mi primer Urban Sketcher).

Mis primeros dibujos urbanos los hice hace más de 25 años y no volví a retomar la afición hasta este verano. Realmente, esos primeros dibujos no los conservo yo, pero los recuerdo perfectamente. No son gran cosa, pero representan mucho para mí puesto que fueron mis primeros intentos por plasmar la realidad "a mi aire", con mi impronta, como le sucede a todos los dibujantes impulsivos como yo.

En realidad, el primer dibujo que voy a poner no es el primero de mis dibujos antiguos sino de los que he hecho este verano, iniciándome de nuevo en esto de los Urban Sketchers (dibujos urbanos en "cristiano").

Y la verdad, es que, en este blog voy a intentar trasladas esas dificultades a las que se presenta cualquier artista (aprendiz de artista en mi caso) cuando se pone entre un paisaje, objeto del dibujo, y el papel en blanco, destino de la aventura ("objetivo" dirían en mi trabajo, pero no quiero mezclar peras con manzanas, que esto del dibujo es como una "vida alternativa" a las duras obligaciones cotidianas). Creo que lo principal es coger la primera libreta que se encuentre por la casa y unos lápices, bolis o rotuladores, como es mi caso, y empezar a hacer algo, cualquier cosa que nos apetezca. Lo principal es estar de acuerdo con uno mismo y a gusto, pero... sin complacencia, que hay que aprender mucho y hay que ser autocrítico, ya sea uno estudiante de arte o autodidacta, como es mi caso.

Así pués, aquí están mi primer dibujo como Urban Sketcher. He comenzado con un lugar discreto (mi patio), sin gente alrededor, con una mesa para apoyarme (la mesa de mi patio) y una libreta (la primera que he pillado en casa).

La primera decisión ¿Utilizo el lápiz para el borrador o lo habo "a pelo" directamente con el rotulador? Terrible disyuntiva a la que no dediqué más de un instante: "a pelo", "en vivo y en directo". Es decir, sin apoyarme en un borrador previo. Ahí va el ensayo (después lo comentaré).

Y es que la experiencia me resultó tan gratificante que probé con más cosas que iré poniendo poco a poco.

Paso a comentar los problemas a los que se enfrenta uno la primera vez que se hace esto:

  • En primer lugar, hay que tener un previo dominio del rotulador: yo he dibujado muchos chistes lo que me da cierto dominio del trazo.
  • En segundo lugar escoger el objeto del dibujo, el encuadre y "acertar" con el espacio libre de la hoja. Me ha ocurrido algunas veces que al no haber hecho un borrador previo, se me han quedado cosas interesantes fuera del espacio de trabajo (de esto ya hablaré en otro momento). En este caso, casualmente acerté...
  • Otra cosa de la que me di cuenta: la hoja era muy pequeña. No pasa nada. Lo importante es la improvisación y apañárselas para resolver los "problemas técnicos" en el momento en el que surgen con imaginación.
  • Y sólo apunto una cosa más (no quiero cansar con esta "meditación): al hacer todo el dibujo con el rotulador, me encuentro que el borrador también queda grabado en el dibujo. Es parte de la impronta del autor y de la improvisación. Pues no pasa nada. Lo importante es quedarse a gusto (pero sin complacencia, que ya lo he dicho antes) y relajarse mientras se da cada trazo, de entre los cientos, quizás miles, que se dan durante la sesión, que dura lo que uno quiera, pues siempre se puede agregar un trazo más.


Arriba queda la imagen capturada. Foto hecha con el móvil, sin mucha calidad, pero lo que importa no es la foto, y quizás ni el motivo. Lo que importa es el rato echado en el trabajo y el resultado final, con sus defectos e imperfecciones, pero con todo el cariño del autor y la promesa interior de que el próximo será mejor (esto siempre es difícil de cumplir, por aquello de la autocrícica).

Y aquí, finalmente, el resultado.