Cuando uno pasea por los lugares más recónditos de la Granada antigua,
se encuentra construcciones como las del dibujo, donde unas casas se
asoman sobre otras, habiendo sido construidas sin un plan previo.
En esta imagen podemos ver cómo las ventanas del convento de Santa
Catalina se asoman al tejado de la casa adosada a su pared, construida
dentro de esa anarquía de la que hablo, pero dentro de un orden (lo cual es una contradicción) pero que aporta una belleza al barrio que
de ninguna forma la daría un orden real.
Ahí queda esto...
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