jueves, 13 de octubre de 2011

El paisaje al natural ( y las singulares preguntas de los lugareños).

El paisaje es algo que había explorado en alguna ocasión y me llamaba a repetirlo de nuevo, así que me busqué un camino que me llevara a un cierto lugar que me permitía tener una vista especial de la Silleta de Dílar (o del Padul, según desde donde se mire) así como del pueblo que hay a sus pies, Dílar en este caso, y que a la vez fuese tranquilo. Así que me metí con la moto por un camino rural que me llevó, tras intrincadas curvas, a un espectacular lugar desde donde podía admirar esta preciosa vista que represento aquí.
Lo más curioso de la jornada resultaron ser los visitantes. Normalmente alguien se acerca a charlar, o simplemente a curiosear. El lugar, como puede verse del dibujo, era en pleno campo, rodeado de abundantes almendros. Por lo tanto, no esperaba yo ninguna visita y sin embargo, a pesar de estar en un lugar recóndito, por allí pasaron dos visitantes singulares.

El primero con su tractor que iría, digo yo, a preparar sus campos para la siembra y tras pararse, la pregunta fue:

- "¿Necesita usted algo?".


Al pronto, parece una pregunta que demuestra el altruismo de la gente de campo para con alguien que pudiera tener algún problema. Tras explicarle al "buen samaritano" que yo en realidad estaba dibujando el paisaje, me contesto:

-"Es que me parecía que estaba mirando los almendros y por si necesitaba usted alguna información".

Y tras contestarle que no, que sólo estaba con mi dibujo, me devolvió el saludo y siguió su camino. Este encuentro me dio qué pensar. Quizás no se trataba tanto de altruismo y si algo de desconfianza.

El segundo encuentro unos minutos más tarde (para ser un camino solitario, parecía bastante transitado) el segundo lugareño, montado en un "pandilla" bastante destartalado se paró también junto a mí y preguntó:

- "¿Necesita alguna ayuda?"

A lo que respondí amablemente, igual que en el encuentro anterior, que no, que sólo estaba haciendo un dibujo del paisaje, a lo que me respondió:


- Es que pensaba que estaba usted midiendo algo...

Finalmente nos despedimos y cada uno a lo suyo, aunque sigo pensando que aquellos "buen-hombres", quizás se quedaron más con la sospecha de que yo estaba allí haciendo algunas mediciones o simplemente contando los almendros, de parte de alguna "malintencionada" administración o especulador desconocido para algún fin secreto, que de pasando un rato de solaz disfrutando del paisaje e inmortalizándolo en un "esketcher campestre".



En fin, que siempre se encuentra uno algún curioso que lo que menos quiere es conocer lo que estamos haciendo y hasta puede que se lleven alguna decepción si no encuentran lo que esperan al ver nuestro dibujo, aunque todavía sería peor si al acercarse oímos un "que bonito" desangelado y cumplidor que nos puede indicar que por la mente del visitante pasa otra idea muy diferente...

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